lunes, 4 de mayo de 2009

I. Ferro Ignique

Vibrantes pilares del saber se abren en la densidad nebular de los confines del Universo Finito... millares de rugidos de la antigüedad elevan el evento a lo sobrenatural, del empíreo a las entrañas del hombre que mira las estrellas, pasmado ante la magnitud de las sombras de lo que fué y será...

Demonios nos pueden escupir fuego y sangre esta noche, seguiremos adelante! Antares abre sus puertas, nuestros cantos de guerra redundarán en el tártaro, y los funerales de millones de ángeles teñirán de carmesí el horizonte sideral...

Entonces no quedará nada, en un silencio monumental redundará Gjallarhorn, y la tormenta se mecerá sobre las almas de los impíos. En un valle de runas se dibujarán las frases antiguas del invicto sobre el humilde, y la derrota ennegrecerá la visión de aquellos que no llegaron al trono de los inmortales... Vae Victis!

Entonces en el delirio de la Guerra Eterna, sagrada marca de honor de los de Esparta quiebra las estrellas, y destroza el clamor de los del Norte, Woden y Zeus esta noche, en mesa de oro, reclaman a sus campeones, y escritos ancianos de tiempo y arena, y rememoran la colisión de las magnas fuerzas del universo!

Coge tu espada y mira al horizonte, negros días esperan! Tormentas del sangre te harán un guerrero escarlata, tu familia e hijos perecerán, pero te rehusarás a mirar atrás, tu vida recorre un conflicto sin final, un conflicto santo, eterno, inconmensurable, colosal...

Levantáos, titanes! Mostradle al mundo la vía de los ancianos, romped las cadenas de la razón y desafiad de nuevo los finales mortales de la era de mis ancestros! Revelad el origen de las estrellas, quebrad las miradas de los impuros, haced llover del atrio de la cordura la sangre de mil degollados, y ensombreced la vía láctea, ritual de la guardia! Sello del invicto!

Llovéd sobre los vencedores esta noche, cuerpos celestes! Coronad de Laureles cósmicos sus testas de fierro, rozad sus heridas, sangrad la panácea del vencedor, y revestid de negro y turquesa sus armaduras de hierro, mortal artículo del guerrero sin tiempo!

Mirad la tierra abrirse bajo vuestros pies, que cuando amanezca nada existirá en el universo que no haya sido tocado por vuestro aliento, ofrenda de Boreas. Exterminad el Sol, y cosechad la luz en la cima del mundo, donde el hombre de la guerra infinita ha de encontrar el paso de los inmortales, dador del fuego y el acero, donde la muerte sin espera enterrará su guadaña en vuestro pecho, y donde ninguna nación no se habrá postrado ante éste, el final de nuestros tiempos... Ragnarök.